A todas nos
ha pasado en algún momento: Vemos que nuestro grupo de amigas de toda la vida,
nuestras amigas de clase, nuestras conocidas…, todas ellas están enamoradas
(efecto focalizador, porque sólo nos fijamos en quién tiene pareja, y no nos
fijamos en cuánta gente no la tiene). Todo el mundo parece tener pareja,
mientras que nosotras seguimos solteras y esperando a ese príncipe azul que
Disney nos prometió, haciéndonos tener unas expectativas demasiado elevadas.
No
obstante, el problema está en pensar que nos falta algo por no tener pareja,
sentirnos incompletas si no tenemos a alguien con quien compartir nuestra vida,
creer que no alcanzaremos ese 100% de felicidad hasta que encontremos a nuestra
media naranja. Pero, en realidad, estar soltera y, en concreto, en la década de
los 20, es una oportunidad de oro para disfrutar todo lo que puedes vivir.
Seguramente,
como siempre tendemos a boicotear nuestra propia felicidad y a querer aquello
que no tenemos, si en algún momento has tenido pareja siendo muy joven, seguro
que has manifestado tu agobio por pensar que realmente fueras a pasar toda la
vida con ese mismo chico, y no fueras a estar con ninguno más. Y basta con
escuchar a nuestras madres y abuelas, aquellas que a nuestra edad ya convivían
con sus parejas, se habían casado y, quizás, ya tenían algún hijo, cuando nos
dicen que no nos pongamos en pareja tan pronto, que disfrutemos de la vida, que
no es momento de atarse…
Así, para reafirmarnos en esta idea, ahí van unas cuantas ventajas de estar soltera a los 20:
1. Tener todo el tiempo libre para ti
Todo el
tiempo libre que te deja el trabajo/los estudios es para ti, y no tienes que
hacer malabares y, a veces, planes “medio obligada” para ver a tu pareja, ya
que todas sabemos que hay ocasiones en las que quedamos con ellos para que no
se enfaden si no lo hacemos, cuando a lo mejor nos apetecería más un rato de
shopping, una conversación con nuestra madre o una cerveza con nuestra mejor
amiga.
2. Hacer lo que te gusta
Ya no
tienes excusa: Puedes irte de compras sin arrastrar a tu novio sentándose por
las esquinas y diciéndote que cuánto rato queda para iros a casa, que quiere
ver el fútbol; puedes ir al cine y no pasarte dos horas negociando seriamente
la peli que vais a ir a ver, sin necesidad de hacer concesiones, vas a ver la
que te hace más ilusión y punto; puedes dedicarle todo el tiempo que quieras a
aquellos hobbies que tanto te gustan y que, durante la relación, dejaste un
poco de lado por falta de tiempo…
La familia
siempre estará ahí y tus padres (y hermanos) son las únicas personas capaces de
comprender que dejaras de pasar tanto tiempo con ellos cuando te enamoraste y,
por la misma razón, te recibirán con los brazos abiertos cuando les digas que
te apetece ver una peli con ellos, salir a cenar juntos, o acompañarles a dar
un paseo.
4. Pasar más tiempo con tus amigas
Vale que
con el paso del tiempo ellas también tienen sus obligaciones (trabajos,
estudios), sus novios… Pero, realmente, seguro que ha habido muchas ocasiones
en las que les has puesto excusas a tus amigas para no quedar y quedar ese día
con tu chico. Lo mejor de todo es que ellas te entienden y no te lo van a tener
en cuenta. ¡Verás cuánto disfrutas esta nueva etapa a su lado!
Tener
tiempo libre es una oportunidad para pensar, para buscar en tu interior, para
saber qué te gustaría conseguir en la vida y ponerte manos a la obra en ello,
para conocerte mucho mejor, para buscarte aficiones nuevas (que te permitirán
distraerte y conocer gente nueva), para hacerte tratamientos de belleza caseros
y que te subirán mucho la autoestima (ponerte mil mascarillas, plancharte el
pelo, pintarte las uñas…)…
6. Ligar
Sí, en
todas sus vertientes, desde flirtear por WhatsApp
con todos los tíos que te apetezca, a liarte con los que quieras, o ganar
práctica en la cama con un buen maestro. Puedes hacer lo que quieras, así que
no dudes en conocer gente nueva. Si te da mucho apuro (sobre todo si la
relación previa que tuviste fue duradera), piensa en los miles de polvos perdidos que has tenido en la
vida, y búscalos: ese chico del gym
que siempre te echa miraditas, el compi de trabajo o de clase que se pone
tontorrón cuando le hablas, el chico que conociste de fiesta, el camarero que
te pone el desayuno todos los días, ese chico que te agregó por Facebook…
¡Aprovecha, no te arrepentirás!
7. Sentirte libre pasando del móvil
Cuando
tenemos pareja nos sentimos en la obligación “moral” de estar disponibles las
24 horas del día. Así, estamos conduciendo y hablando con el manos libres, estamos en el trabajo y
tenemos el WhatsApp instalado en el
ordenador, estamos tomando algo con una amiga y cada X tiempo mirando si nos ha
escrito y respondiéndole, estamos viendo una peli en casa con nuestra familia y
nos perdemos la mitad por culpa de los mensajes con nuestra pareja…
¡Bienvenida, libertad!
8. Vive tu vida
Seguro que
estando con tu pareja había algo en tu futuro que no encajaba con el suyo (ej.
él se quería casar y tú no, tú querías hijos y él no...). Ahora sabes que tu
futuro es tuyo y de nadie más: tú decides qué estudias, a qué cursillos te
apuntas, en qué trabajas, cómo organizas tu dinero, si te apetece trasladarte a
otro lugar de residencia, en qué lugar quieres vivir, si te quieres casar o no,
si quieres tener hijos o no, si quieres tener mascota… ¡Vive la vida que
siempre soñaste!
9. Aprender a quererte a ti misma
Esta es la ventaja más importante de todas. Después de una separación se normal que estemos más tristes, sin ganas de nada, que pensemos que es un auténtico fracaso, y que estemos deseando que aparezca alguien "de verdad". ERROR, y garrafal. Esta es tu oportunidad para sentirte bien contigo misma, para disfrutar y para valorarte por encima de todo y todos. Si no te quieres tú, nadie lo hará, así que empieza a interiorizar que tu felicidad no depende de tener o no a alguien a tu lado.
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